Pienso en las veces en las que estuve sepultada, así es justo
como hoy me sentía. Te levantas, miras el sol, y aunque todo parece fluir
normalmente afuera, la vida ya no tiene tanta lógica como siempre la tuvo, esa
esperanza que te abrazaba ya no está.
Es evidente que las situaciones que nos atraviesan, no solo
golpean con fuerza en nosotros, sino que también arrasa con el contexto,
familiar y social que nos rodea.
Para los que te ven
de afuera, ¡tú situación huele tan mal! que no se atreverían siquiera a abrir
la piedra que dejaría a luz, la terrible y dura condición en la que te
encuentras. Incluso los que bien te conocen, saben que por más que se pueda
hacer algo, ya es demasiado tarde. Solo queda lamentar y olvidar, para que la
vida continúe.
La pregunta que Jesús le realiza
a Marta, ¡me suena ahora tan personal!, - ¿no te dije que si crees veras la
gloria de Dios?, -generalmente sabemos que Jesús hizo muchos milagros, hemos oído
de él, tenemos libros en la biblioteca, lo
escuchamos en la radio, lo oímos en la calle, se habla mucho de él, pero cuando llegamos a
estar dentro de un sepulcro, en el que todo parece haber terminado, Jesús nos recuerda, Sabes que puedo hacer
muchas cosas, pero ¿Crees?.
Saber y creer son dos realidades muy distintas. Tener mucho conocimiento
sobre algún campo en particular, te
envanece. Pero la fe, tener la plena certeza que aquello que esperas ocurrirá, te
da la posibilidad de vivenciar, la gloria de Dios. Porque si ya ves lo que
esperas, no sería fe, ¿Por qué esperarlo?, pero aquello que aún no llega con
paciencia lo esperamos, se puede vivir, y se puede morir por la fe.
No basta solo con que sepas mucho de “Dios” o seas uno de
los mejores amigos de Jesús, y aunque creas ya haberlo visto todo, o intentado
todas las alternativas, Jesús es alguien sobrenatural, va más allá de las barreras naturales.
Lo mejor sería que te sentaras a esperar que realmente seas sorprendido por Dios, y no
levantar bandera blanca, Si realmente creyéramos, y no solo conociéramos, entenderíamos
que aquel que es hijo de Dios, y tiene a Jesús viviendo en su corazón, puede
decir con toda plenitud, y certeza de fe! Todo lo puedo en Cristo, porque él es
quien me fortalece, la simiente espiritual del hijo de Dios, reina en nuestros
corazones, y eso nos hace ser humanos, con una realidad terrenal distinta a la de los demás, la obra de Jesucristo nos
dio la oportunidad, no merecida de ver las glorias de Dios.
Jesús tiene el poder para gritar con todas sus fuerzas, ¡Ven afuera,! y Cambiar en un instante la situación en la que te encuentras,
aunque ya parezca ser la definitiva. Saldras de la tumba, tal vez con las vendas,
las cuales Jesús podría haber hecho desaparecer, junto con la realidad
previa, pero serán la prueba y la señal
de que justo antes de que el te
encuentre, te hallabas muerto.
"Jesus, luego de llorar mi muerte, el pecado que me alejo de él, me resucitará a una vida nueva. A esa vida que ahora fluye, y salta, como las corrientes impetuosas, y traer vida eterna, no solo a mí, sino también a aquellos que me rodean, no porque yo tenga algo especial, sino porque Jesús el hijo de Dios, ahora estableció su habitación en mi corazón, y puedo compartir sus riquezas espirituales y su poder me ha sido dado para manifestar su presente reino".
"Jesus, luego de llorar mi muerte, el pecado que me alejo de él, me resucitará a una vida nueva. A esa vida que ahora fluye, y salta, como las corrientes impetuosas, y traer vida eterna, no solo a mí, sino también a aquellos que me rodean, no porque yo tenga algo especial, sino porque Jesús el hijo de Dios, ahora estableció su habitación en mi corazón, y puedo compartir sus riquezas espirituales y su poder me ha sido dado para manifestar su presente reino".